La incineración de residuos representa una alternativa a la gestión de residuos convencional basada en la deposición en vertederos. Varios estudios han demostrado que este método de destrucción de residuos genera menos Kg equivalentes de CO2 que la gestión mediante vertederos, y prueba de ello es la Directiva Europea 2008/98/CE donde se dicta que la valorización de residuos debe ser un método de gestión prioritario frente a vertederos.
La eliminación térmica de residuos se suele llevar a cabo en situaciones en las que es fundamental una reducción significativa del volumen de residuos, o en los casos en los que el residuo es considerado peligroso y su gestión por parte de terceras empresas conlleva un coste significativo para la empresa que genera estos residuos, además del riesgo que conlleva la manipulación de este tipo de residuos.
La destrucción se lleva a cabo dentro del horno incinerador, en una cámara fabricada en material refractario (hormigón o ladrillos) protegida con una chapa de acero exterior de gran espesor. Los residuos se incineran gracias a unos quemadores industriales que pueden funcionar con gas natural, G.L.P, Propano o Diesel. El consumo de estos quemadores dependerá en gran medida de la naturaleza del residuo, su humedad y su Poder Calorífico Inferior.
